La radioterapia es el uso de rayos de alta energía para destruir las células cancerosas. Al igual que la cirugía, la radioterapia es terapia local, puede afectar las células cancerosas sólo en el área tratada. En cáncer de próstata en etapa inicial, la radiación puede usarse en vez de cirugía o puede usarse después de la cirugía para destruir cualquier célula cancerosa que haya quedado en el área. En etapas avanzadas, es posible que se administre para aliviar el dolor u otros problemas.
La radiación puede dirigirse al cuerpo desde una máquina (radiación externa) o puede provenir de semillas radiactivas pequeñas colocadas dentro del tumor o cerca de él (radiación interna, por implante o braquiterapia). Los hombres que reciben sólo semillas radiactivas generalmente tienen tumores pequeños. Algunos hombres con cáncer de próstata reciben ambas clases de radioterapia.
Para la radioterapia externa, los pacientes van al hospital o clínica generalmente 5 días a la semana durante varias semanas. Los pacientes pueden estar en el hospital por un tiempo corto para radiación por implante.
La terapia hormonal impide que las células cancerosas obtengan las hormonas masculinas que necesitan para crecer. Esto se llama terapia sistémica porque puede afectar las células cancerosas en todo el cuerpo. La terapia sistémica se usa para tratar el cáncer que se ha diseminado. Algunas veces este tipo de terapia se usa para tratar de impedir que el cáncer regrese después de la cirugía o de tratamiento con radiación.
Hay varias formas de terapia hormonal:
La orquiectomía es la cirugía para extirpar los testículos, los cuales son la fuente principal de las hormonas masculinas.
Los fármacos conocidos como agonistas de la hormona liberadora de hormona luteinizante (LH-RH) pueden impedir que los testículos produzcan testosterona. Ejemplos de estos son el leuprolide, la goserelina y la buserelina.
Los fármacos conocidos como antiandrógenos pueden bloquear la acción de los andrógenos. Dos ejemplos de estos son la flutamida y la bicalutamida.
Los fármacos que pueden impedir que las glándulas suprarrenales produzcan andrógenos son el ketoconazol y la aminoglutetimida.
Después de la orquiectomía o del tratamiento con un agonista de la hormona liberadora de hormona luteinizante, el cuerpo ya no obtiene la testosterona de los testículos. Sin embargo, las glándulas suprarrenales todavía producen pequeñas cantidades de las hormonas masculinas. Algunas veces, se da al paciente un antiandrógeno, el cual bloquea el efecto de cualquier hormona masculina que haya quedado. Esta combinación de tratamientos se conoce como bloqueo total de andrógenos. Los médicos no saben con seguridad si el bloqueo total de andrógenos es más efectivo que la orquiectomía o que el agonista de la hormona liberadora de hormona luteinizante.
El cáncer de próstata que se ha diseminado a otras partes del cuerpo generalmente puede ser controlado con terapia hormonal por un período de tiempo, con frecuencia por varios años. Eventualmente, sin embargo, la mayoría de los cánceres de próstata pueden crecer con muy pocas hormonas masculinas o sin ellas. Cuando esto sucede, la terapia hormonal ya no es efectiva y el médico puede sugerir otras formas de tratamiento que están siendo estudiadas.