La Hiperplasia Prostática Benigna o HPB (su sigla en inglés es BPH)

¿Qué es la hiperplasia prostática benigna (BPH)?
La HPB (llamada también hipertrofia prostática benigna) es una enfermedad en la cual la glándula prostática se agranda mucho y puede causar problemas asociados con la micción. La HPB puede elevar los niveles del antígeno prostático específico o APE (su sigla en inglés es PSA) a dos o tres veces más del nivel normal. El nivel aumentado del APE no indica cáncer, pero cuanto más elevado sea el nivel del APE, mayor será la probabilidad de tener cáncer.

Algunos de los signos de la HPB y del cáncer de próstata son los mismos; sin embargo, el hecho de tener HPB no parece aumentar las probabilidades de desarrollar el cáncer de próstata. Un hombre que tenga HPB también puede, al mismo tiempo, tener cáncer de próstata sin detectar, o puede desarrollarlo en el futuro. Por consiguiente, el Instituto Nacional del Cáncer (National Cancer Institute) y la Sociedad Americana del Cáncer (American Cancer Society) recomiendan que todos los hombres mayores de 50 años consulten a su médico para que se les haga un examen rectal digital y del APE una vez al año para detectar el cáncer de próstata.

¿Cómo ocurre la BPH?
La próstata pasa por dos períodos principales de crecimiento. Al inicio de la pubertad, la próstata dobla de tamaño. Después, alrededor de los 25 años, la próstata comienza a crecer nuevamente y continúa creciendo durante casi toda la vida del hombre.

El agrandamiento continuo de la próstata no suele causar problemas hasta más tarde en la vida. Sin embargo, el segundo período de crecimiento, muchos años después, podría resultar en HPB. De acuerdo con el Instituto Nacional de la Diabetes y de las Enfermedades Digestivas y del Riñón (National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases, su sigla en inglés es NIDDK):

  • La BPH raramente causa síntomas antes de los 40 años de edad.
  • Más de la mitad de los hombres alrededor de los 60 años tienen algunos síntomas de BPH.
  • Alrededor del 90 por ciento de los hombres entre los 70 y 90 años de edad tienen algunos síntomas de HPB.

¿Qué sucede cuando la próstata se agranda?
A medida que la próstata se agranda, ejerce presión contra la uretra e interfiere con la micción. Al mismo tiempo, la pared de la vejiga se irrita, se hace más gruesa y comienza a contraerse aun cuando contiene cantidades pequeñas de orina, lo que causa micción más frecuente. A medida que la vejiga continúa debilitándose podría no vaciarse completamente y retener un poco de orina.

La obstrucción o estrechamiento de la uretra por la próstata y el vaciamiento parcial de la vejiga causan muchos de los problemas asociados con la HPB.

¿Cuáles son los síntomas de la HPB?
A continuación se enumeran los síntomas más comunes de la hiperplasia prostática benigna. Sin embargo, cada individuo puede experimentar los síntomas de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir los siguientes:

  • Goteo o derrame de orina.
  • Orinar con más frecuencia, principalmente en la noche.
  • Urgencia para orinar.
  • Retención de orina o incapacidad de orinar.
  • Chorro de orina débil, con pausas e interrupciones.

Estos problemas pueden llevar a una o más de las siguientes condiciones:

  • Incontinencia.
  • Daños al riñón.
  • Daños a la vejiga.
  • Infecciones del tracto urinario.
  • Cálculos en la vejiga.

Los síntomas de la hiperplasia prostática benigna pueden parecerse a los de otras condiciones o problemas médicos. Siempre consulte a su médico para el diagnóstico.

¿Cómo se diagnostica la HPB?
El diagnóstico de la HPB en sus etapas más tempranas puede disminuir el riesgo del desarrollo de complicaciones. La demora en el diagnóstico puede causar daños permanentes a la vejiga, en cuyo caso el tratamiento de la HPB puede ser ineficaz. Además del examen y la historia médica completa, los procedimientos para diagnosticar la HPB pueden incluir los siguientes:

  • Examen rectal digital (su sigla en inglés es DRE) – un procedimiento mediante el cual el médico introduce en el recto un dedo enguantado para examinar el recto y la glándula prostática para detectar señales de cáncer.
  • Ecografía renal – un examen no invasivo mediante el cual se pasa sobre el área del riñón un transductor que produce ondas sonoras que rebotan contra el riñón y transmiten la imagen del órgano a una pantalla de vídeo. El examen se usa para determinar el tamaño y la forma del riñón y para detectar masas, cálculos en el riñón, quistes y otras obstrucciones o anomalías.
  • Pielograma intravenoso (su sigla en inglés es IVP) – una serie de rayos X de los riñones, uréteres y vejiga después de inyectar un medio de contraste en la vena para detectar  tumores, anomalías, cálculos en los riñones o cualquier obstrucción y para evaluar el flujo sanguíneo renal.
  • Cistoscopia (también llamada cistouretroscopia) – un examen mediante el cual se introduce un tubo flexible con una pequeña cámara a través de la uretra para examinar la vejiga y el tracto urinario y detectar anomalías estructurales u obstrucciones, como los tumores o cálculos.
  • Estudio del flujo urinario – un examen mediante el cual el paciente orina en un dispositivo especial que mide la rapidez con que fluye la orina. La disminución del  flujo puede sugerir hiperplasia prostática benigna (HPB).